LA MIRADA DEL OTRO

Apoyándose en la forma angular del espacio urbano en el que se sitúa, el recinto de la Exposición construía un espacio central delimitado lateralmente por dos elementos lineales, paralelos cada uno de ellos a las fachadas contiguas, cerrados hacia el exterior de forma que la ocupación de la plaza dejara claramente diferenciada la circulación urbana ordinaria al liberar los accesos laterales de cualquier incidencia provocada por el estacionamiento de personas que visitaran la Exposición. Estos dos elementos laterales, junto con la pasarela que los une constituyen las referencias fundamentales del recinto y configuran el carácter de camino contiguo que preside la instalación. En la parte más alta de una rampa que discurría entre el extremo norte de la instalación, el más próximo a la Plaza Virgen de los Reyes, comienza una pasarela que permitía situar por debajo de ella una galería abierta en la que una serie de textos poéticos hacían referencia a los aspectos simbólicos implícitos en la instalación, la despedida y la muerte. Francisco Barrionuevo Ferrer, arquitecto.